lunes, 29 de octubre de 2012

La angustia en Disney


El mundo Disney (y en los últimos años especialmente Pixar) siempre me ha gustado. Creo que se esfuerza por transmitir valores muy importantes para los niños que algún día llegarán a ser adultos, valores como la amistad, el esfuerzo, la belleza interior, el compañerismo, la bondad, el perdón, etc.

Por esta razón compramos y ponemos películas Disney a los peques de la casa, ya que los dibujos que hay en la tele no siempre nos gustan (algunos están muy bien, algún día trataré sobre ellos aquí).

La película Disney favorita de mi hijo mayor (23m) es "Cars" , de hecho se pasa el día pidiendo ver a MCQueen  y a Mate, pero tratamos de alternarlas con otras para no estar siempre con lo mismo. Aunque también es cierto que es todavía pequeño y gracias a Dios prefiere jugar a ver la tele así que no aguanta nunca ni media película del tirón. Como a mi marido le gustaba "Tarzán" se la pusimos. Yo no la había visto y no me atraía demasiado pero he de decir que ahora me parece preciosa y muy simpática.


Y el caso es que a nuestro peque le angustia la muerte. A raíz de la película nos hemos dado cuenta porque en ella Tarzán pierde a sus padres y la gorila que después lo cuida también pierde a su hijo. Esto sucede al principio de la película y de forma muy velada (no olvidemos que está destinada a un público infantil) pero él entiende perfectamente o que pasa y gime al ver esa parte de "Tarzán", incluso si no estamos en ese momento con él llora y viene a buscarnos.

Es asombroso ver cómo los niños pequeños van entendiendo poco a poco el mundo que les rodea. Sabe cuándo nosotros estamos mal y se comporta de otro modo, también entiende que algo pueda resultarnos divertido y se ríe para tratar de contagiarse de nuestro divertimento. Por otro lado cada día más entiende lo que se ve que sucede en la televisión. A menudo repite frases o se ríe, e incluso llora. Está creciendo, está comprendiendo, está formando su carácter y por eso hemos de estar atentos a las cosas que ve y escucha en casa, en la calle y también en la televisión.

viernes, 19 de octubre de 2012

De los hijos y los sacrificios


Sacrificarlo todo por los hijos no es altruista, es estúpido.

Hace unos días veía una película de la que destaco esta frase. En ella la madre de un niño vivía en el pueblo que 'gobernaba' su ex marido (sheriff) y la familia de éste (jueces y alcaldes). No podía ser feliz, no podía vivir en paz. Pero su abuela un día le suelta esta frase y eso le hace abrir los ojos. (Es importante que quien le dé la clave sea su abuela, las personas que han vivido mucho han aprendido más, tienen una perspectiva más amplia de los sufrimientos y de las alegrías y también de lo corta que es la vida y lo que vale la pena vivir).

Tras la conversación (escueta por lo demás) la mujer se da cuenta de que vive atemorizada pensando que le pueden quitar a su hijo si hace algo que no le guste a su ex marido, un hombre que la controla y la manipula y a quién cualquier cosa puede no gustarle, sobre todo si se trata de que ella sea feliz. Son miedos absurdos porque es una buena madre y todos en el pueblo la conocen y tienen prueba de ello, pero estos miedos  la paralizan y hacen que su vida sea absolutamente plana.

Esta frase me hizo pensar en muchas cosas. Estoy absolutamente de acuerdo con su significado porque para educar, criar y querer a los hijos no hacen falta sacrificios, hace falta Amor, del mayúsculo, del que no puede venir por las propias fuerzas.

Conozco a mucha gente, de generaciones diversas y con hijos en también diversas generaciones, que viven amargados tratando de que sus hijos sean "felices". Pero, ¿qué les transmiten realmente? ¿Espíritu de sacrificio? No, en la mayoría de los casos ni siquiera esto; en cambio sí que cala hondo que vivir para los demás no es ni tan siquiera agridulce. Esto hace de muchos niños, jóvenes y adultos verdaderos tiranos preocupados únicamente por el propio yo. Ojo, querer lo mejor para los hijos es noble, pero nunca se ha de olvidar que el fin no justifica los medios, y que las consecuencias, a la larga, quien más las sufrirán serán los propios padres.

También es frecuente hoy en día anteponer los hijos al matrimonio. Este es un tipo de sacrificio que pasa facturas desastrosas para la vida marital. No se ha de olvidar que el matrimonio es un sacramento, los hijos no. Siempre se ha de encontrar un momento para atender al otro, que no es más que uno mismo pues «los dos serán una sola carne», y cuidar atentamente esa relación. Esto es además de bueno para los padres, muy bueno para los hijos porque aprenden la importancia de vivir de cara a otro, aprenden a respetar el espacio del matrimonio y aprenden que son hijos del amor. Porque como decía antes lo que hace falta no son sacrificios, esto es absolutamente estúpido si está vacío de Amor.

martes, 9 de octubre de 2012

Nuestra vida en imágenes...nueva vida, vida nueva!


¡Viva la vida!
Ahora que ya tenemos la ecografía de las 12 semanas hemos querido comunicároslo a todos a través del blog y compartir así la alegría. Así es, nuestra familia aumenta de nuevo. Estamos esperando con nervios, espectación y mucha ilusión al número tres, que ya crece fuerte dentro de mí.
Su nacimiento se prevé para abril, justo para los días posteriores  al cumpleaños de mi marido y el mío, que van seguidos. Así que si Dios quiere será nuestro mejor regalo. ¡Que la Virgen me ayude con la multimaternidad!







martes, 2 de octubre de 2012

La cadena del chupete

    Hace poco aprendí una nueva lección (bueno, esto ocurre casi cada día) de la maternidad. Es la relativa a las cadenas de los chupetes.
    Resulta que la última que estaba usando mi hija la habíamos tenido que dejar olvidada en un cajón porque aunque tenía mucho valor sentimental (la había usado la más pequeña de mis primas que ahora está en el cielo) nos estaba manchando la ropa. Era una cadena de plástico con un muñeco en la pinza, muy bonita, pero con la pinza de metal. Esta pinza, tras ser chupada una y otra vez por la chiquilla se había oxidado y estaba dejando sospechosas manchas de óxido en la ropita. Así que tenía que encontrar otra, y como se casaba la tía de los niños quería que fuese una bonita. No la quería de plástico, porque no lucen tanto; pero tampoco de madera porque la peque, que tenía 6 meses, se podía golpear con ella ( a los bebés les gusta arrancar la cadena y agitarla fuertemente...así que se dan golpes con ella). Para mi sorpresa encontré que ahora estaban de moda unas cadenas con una cinta de tela, muy monas, y me decidí por una de esas. Error. Los bebés, además de agitar las cadenas, las chupetean  todo el tiempo que pueden, así que siendo de tela y de colores claros, el mismo día que la estrenó estaba ya toda roñosa. Me cogí un cabreo que pá qué y ya no estaba dispuesta a cambiar más de cadena, se lavaba para la boda (con fairy, quitagrasas por excelencia para quitar manchas de babas) y punto final. Pero con esto terminé de configurar mi opinión sobre la cadena del chupete:
1. En casa no hace falta cadena, mis hijos suelen tener un chupete para casa y cuna (el mayor sólo para dormir que ya es mayorcito (22 meses) y otro para la calle. Para la calle hace falta cadena porque al menos a mí me da muuucho asquete que se caiga en la calle o en lugares públicos, e incluso en otras casas, y esto ocurre con frecuencia porque los mismos niños los lanzan para "comprobar cómo funciona la gravedad".
2. Las cadenas del chupete se pueden clasificar así:
·    plástico: Cuando los pequeñajos son bebés me gustan cadenas blandas y cortas, cortas para que no se les puedan dar la vuelta al cuello y blandas para que no se las claven. En realidad la mejor opción son las de plástico blando sin ningún tipo de muñeco ni nada que sobresalga, con un broche con pinza, también de plástico para que no manche la ropa al oxidarse por las babas del bebé.
 
 
 
·    plástico con pinza de metal: la pinza estropea la ropa. La imagen es una viariable de con pinza de metal que está ahora muy de moda.
 
 
 
 
 
 
 
·    tela/peluche: Existe también la opción de la cadena de peluche, que son muy monas para los bebés pequeños pero como ocupan tanto al final dejas de usarlas, estorban más que otra cosa.
 
 
 
 
 
 
 
 
·     cinta de tela:  Sobre las de tela que están tan de moda ahora sólo puedo decir que son una gorrinada, se ensucian mucho porque los niños las chupan todo el tiempo  y con ese material no resisten ni el primer asalto.
 
 
 
 
 
 
·     madera : Cuando los niños ya han crecido un poquito me encantan las de  cuentas de madera. Se pueden usar a partir de los 9 o 10 meses más o menos, antes no porque como decía antes los niños se golpean con ellas. Pero cuando dejan de hacerlo son una opción útil porque por su volumen no son fáciles de perder y además son muy vistosas.




 Espero que os haya podido ser de utilidad.