viernes, 9 de agosto de 2013

Laura está en el Cielo

 
 
Laura está en el Cielo.
Gracias por vuestras oraciones.

jueves, 1 de agosto de 2013

Nuestra vida en imágenes...PLAYA




    Ahí los tenéis, los dos peque-mayores pasándoselo en grande en la playa.
    Me encanta. La playa,  que disfruten tanto, verles jugar, sus risas, la arena, el mar.
    Me encanta esta imagen que congela en un instante todas esas cosas.
   Todavía no hemos empezado las vacaciones, pero ya estamos disfrutando algunos domingos de la playa, que por aquí también las hay. El primer verano que pasamos aquí, con el mayor, a penas fuimos a la playa. El siguiente, con los dos, fuimos alguna vez más. Éste que tenemos tres nos estamos animando a ir más veces; la dificultad aumenta pero con ella aumenta nuestro arrojo.
    Lo pasamos en grande en familia, merece la pena atreverse a salir y disfrutar.

viernes, 26 de julio de 2013

Día de los abuelos


    Hoy se celebra en la Iglesia Católica la festividad de San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús. De ahí que sea hoy el Día de los abuelos

    Nosotros tenemos hoy lejos a los abuelos de los peques, pero desde aquí les felicitamos y les deseamos un muy buen día. Los últimos años la publicidad trata de recordarnos días tan señalados como éstos para animarnos al consumo. Según como se mire no está del todo mal -ojalá nosotros pudiésemos comer o cenar hoy con los abuelos de los niños- siempre que no se olvide lo importante, que es un día para abrazar a los abuelos y transmitirles que esperas tenerles siempre como en ese abrazo, cerca de tu corazón. En casa no olvidaremos rezar por ellos una oración, por ejemplo la que he colgado aquí (en el otro blog) ni de enseñarles fotos a los niños de sus abuelos para que repitan "yaya, yayo, abuela, abuelo" tooodo el día sin parar, que es lo que hacen cuando los ven un rato por skype o en una foto, o cuando los nombramos para algo. 

    Me había propuesto hacer toda una entrada dedicada a los abuelos, hace tiempo que quiero escribirla, pero desde que mis padres son los abuelos de mis hijos se me encoge el corazón al tratar de describir con palabras lo que siento. Espero no echarme atrás y ahora que ya he dicho algo me decida a escribir, pero no sé si podré. Quizá luego no sea para tanto, porque puede que no encuentre las palabras adecuadas, porque no es fácil explicar que el amor perfecto llega cuando nacen los nietos

Por el momento, para demostrarles nuestro cariño, les hemos hecho un collage: 





¡FELICIDADES ABUELOS!

viernes, 19 de julio de 2013

Paseando



    Algunos os imaginaréis que salir a la calle con los tres pequeños es todo un espectáculo. Otros lo habréis vivido en vuestras propias carnes. Otros lo habréis visto vivir a alguien cercano. El caso es que si salir con tres niños es un espectáculo de por sí, salir UNA sola con tres niños de menos de tres años es una aventura.
 
    Para que os pongáis en situación os cuento. Mi hijo mayor es lo que se llama un "niño movido", y aunque es verdad que cuando voy sola con ellos suele portarse mucho mejor de lo esperado y no se separa, yo prefiero que no vaya "suelto" andando por si se pone bobo y se sienta a esperar a que alguien lo mueva. La mediana es pequeña y le encaaaaaaanta ir andando por la calle (ha ido andando mucho menos que su hermano porque cuando ella ya andaba él andaba mejor y preferíamos llevarla sentada por simple practicidad, así que cuando va andando es una fiesta para ella), tanto que si va andando empieza a correr hacia delante sin parar y tienes que ir detrás porque llamarla o advertirla es en vano. De hecho, si la coges y la giras sigue corriendo hacia delante en la dirección en que la pongas. Luego está la bebé, ella, obviamente no anda. 
 
    Con este panorama cuando quiero o necesito salir sola de casa hago lo siguiente: siento a los dos mayores en una silla de paseo gemelar, y coloco a la peque en una mochila de porteo. La silla pesa, los niños pesan más, y las ruedas no ayudan, así que empujar el carro es una odisea, máxime si llevas delante un bebé que te impide un poco la movilidad. Pero yo ahí que voy, porque el horario de trabajo de mi marido es extenso y no siempre se puede esperar a las 20h para salir a hacer algunos recados o simplemente a tomar el aire, que también nos va bien.
 
    Así que si ya estaba acostumbrada a que me mirasen y/o comentasen cosas por los hijos que tengo,  porque ocurre desde que estaba embarazada de la segunda, como os conté una vez aquí (Dios mío, ¿tener hijos se ha convertido en algo excepcional o qué pasa?); ahora los comentarios y miradas se han multiplicado por triple o cuádruple. Ahora SIEMPRE alguien me dice algo, de hecho son pocos los que ahora sólo cuchichean al yo pasar, porque no pueden aguantar y me dicen algo directamente. Cada vez que salgo a la calle me dicen como mínimo algún:
 
*qué valiente!
*qué cargada!
*no te aburrirás no
 
    Sí, los comentarios suelen ser esos, la gente es poco original. Aunque también los hay que preguntan cosas como
 
*¿son hermanos?
*¿son todos tuyos?
*¿no son gemelos no? (es obvio que no, porque el mayor es bastante alto y parece incluso más mayor de lo que es así que se diferencia mucho de su hermana, y la bebé y la otra no digamos)
 
    Pero el otro día fue espectacular, salí a penas una hora entre hacer unas cosas y otras, y si no me dijeron cosas veinte personas diferentes no me dijo nadie nada. Llegó a tal punto la cosa que de vuelta a casa intentaba enumerar las diferentes cosas para contárselas a mi marido a la hora de comer y no lograba acordarme de todas, fue espectacular. Recuerdo algunas por encima, las que más llamaron mi atención:
 
*Una señora en el paso de peatones le dijo al marido: mira, lleva tres, madre mía qué familia!
*Otra señora le dijo a su marido : mira que tres gemelos! (¿?)
*Una mujer se puso a mi lado para preguntarme si eran gemelos, luego me preguntó cuánto se llevaban y dijo para terminar: mucho mejor, así seguiditos y luego se cierra la fábrica y punto (¿perdone? ¿alguien le ha pedido opinión? esto ocurre mucho, la mayoría de la gente pretenden planear tu maternidad por ti porque presumen que no se te da bien, porque si no no tendrías tres ya tan seguiditos)
*Otro hombre, que paseaba con su mujer y dos hijos, me vio de lejos y al acercarnos espetó un: dos y uno, tres (contar sabía, eso sí), toma, los coj.... (no me quedó muy claro si utilizó esa expresión queriendo mostrar admiración o desprecio, la verdad)
*Una mujer le dijo a quien la acompañaba: mira qué bien
*Una chica que paseaba con una abuelita le dijo: mira, ves, va pim pam pim pam, qué graciosa (refiriéndose a la peque, que como va en la mochila y yo llevo los brazos hacia delante separados para llevar el carro va balanceándose al caminar porque no puedo sujetar la mochila).
 
    Pero la que más me llamó la atención y por esa me decidí a escribir esta entrada fue una señora que se cruzó conmigo que me dijo con acento manchego mientras me daba un golpecito amistoso en el brazo:
 
*chica! ¿qué estaban de oferta?
 
    Me arrancó la sonrisa. Escucho de todo, es verdad, pero siempre hay gente amable que te trata con cariño, que te da ánimos (como algunas señoras mayores que me cuentan que sus hijos también se llevaban poco tiempo y que era duro pero todo pasa y es precioso) y que sonríe sinceramente al vernos pasar.

miércoles, 10 de julio de 2013

Papá, vamos a hablar.



    Mi marido me ha contado una anécdota que no tiene desperdicio, la quiero compartir con vosotros porque me ha sorprendido y encantado a partes iguales.
 
    Resulta que anoche, después de cenar, mi marido acompañó a nuestro hijo mayor (32 meses) al baño a hacer el "pipí de la noche" antes de ir a dormir (sí, hace un mes que le quitamos el pañal para ir preparando la entrada al cole, ya os contaré qué tal en otra entrada). El caso es que todavía duerme con pañal por si se le escapa algo, pero antes de ponérselo intentamos que haga un pipí para que duerma seco. Pues ayer no quería hacer un pipí.  Mi marido insistía en que antes de ir a dormir "toca" hacer un pipí y entonces el peque-mayor le suelta (con su media lengua, que habla bastante bien pero no perfecto):
 
- Papá, vamos a hablar. No quiero hacer un pipí.
 
En tono tranquilo y conciliador, a lo que su padre contestó en el mismo tono:
 
- A ver, el papá se va a trabajar ¿verdad?
 
Y dijo:
 
- Sí.
 
Él le preguntó:
 
- ¿Tú crees que papá quiere ir a trabajar?
 
Y contestó que no. Entonces mi marido le explicó:
 
- Pero me tengo que ir a trabajar aunque no quiera porque así compramos comida y comemos en casa.
 
Entonces el peque-mayor, que ya se está haciendo muuuy mayor, le dice:
 
- Vale papá, entonces yo no voy a comer y papá no se va a trabajar.

 
    Y se quedó tan pancho, sin saber que había alegrado el corazón de papá para toda la semana.
 
 
 

miércoles, 3 de julio de 2013

Ser tíos

 
 
¡Vamos a ser tíos!
 
    Hace tiempo que quería dar la buena noticia, pero las complicaciones del principio hicieron que no supiese bien cómo decirlo, y el temor a que no fuese bien me paró.
 
    La hermana de mi marido (una de las cinco hermanas que tiene) está ya de 37 semanas. Todo ha ido de maravilla, contra todo pronóstico porque venía de un aborto previo y cuenta con una malformación uterina que nos hizo a todos presagiar lo peor. Pero el Señor ha querido que todo salga bien y la semana que viene nacerá el pequeño de la familia.
 
    Como digo, el embarazo ha seguido un curso absolutamente normal pese a los miedos de todos. De todos menos de los médicos que la atendían, que nunca dieron especial importancia a su complicación y han tratado el embarazo desde siempre como un embarazo normal. Y así ha sido hasta hace poco.
 
    En una de las últimas revisiones vieron que venía de pies y que tenía poco peso (se dieron cuenta hace dos semanas) y empezaron a alarmarse. Cuando mi cuñada les recordó (parece mentira que exista algo llamado "historial clínico") que tenía útero bicorne se les pasó la alarma. Resulta, vaya por Dios, que es normal entonces que sea pequeñito y que esté de pies (¿por qué nadie se lo había dicho antes?). Así que ahora se lo han tomado con filosofía y la semana que viene a más tardar nacerá el pequeño.
 
    Van a hacerle una "versión cefálica externa" con la que intentarán dar la vuelta al bebé (es algo doloroso por lo que he podido saber, pero si se da la vuelta y nace de forma natural merecerá la pena). Si se da la vuelta le inducirían ese mismo día el parto para tener todo controlado y que pueda ir bien. En su caso particular lo más probable es que esto no ocurra, entonces realizarían una cesárea.
 
    Yo sigo pidiendo el milagro de que pueda nacer de forma natural (le tengo pánico a las cesáreas porque se dificulta la recuperación, la lactancia, el poder tener más hijos...) pero como dice ella lo más importante es que el bebé esté bien.

    Me atrevo a pediros que os acordéis de ellos en vuestras oraciones, que la Virgen les acompañe y vele por ellos para que madre e hijo estén bien.
 

viernes, 28 de junio de 2013

Pica-pica




 
     ¿A ti qué te pica? 
     No, no es que  nos hayan comido los mosquitos, que también. Pero se trata de otra cosa. Sí, lo hice, ayer concretamente.
 
    Ayer compré una barra gigante de picapica para tomármela con mis dos peque-mayores. Así es, asumo las consecuencias. Si alguien quiere gritarme que soy una mala madre lo asumiré. Pero entré en la paraeta a por otra cosa y las vi ahí, esperando, y pensé: ¿qué cara pondrán los enanos si les doy eso? Y lo hice, la compré. No hay excusas que valgan, fue a conciencia, aunque todo fue muy rápido. Basta de excusas.
 
    Esperamos a tomarla en casa porque en la calle no conseguíamos que bajase bien el picapica, si alguna vez habéis comido estas cosas sabréis que el plástico si se corta con los dientes (los míos, no iba a hacer también que lo cortasen ellos, eso habría sido ya demasiado) se queda hiloso y no cae bien. Yo no lo recordaba, con las prisas y la emoción del momento intenté dárselo en la misma puerta del kiosko (paraeta). Ellos también se emocionaron, les encanta probar cosas nuevas, máxime si proceden de un lugar lleno de chucherías. Pero todos tuvimos que esperar.
 
    Al llegar a casa después del paseo llegó el momento. Se habían portado genial toda la mañana, lo merecíamos. Dejamos a la bebé durmiendo plácidamente (por poco tiempo, porque es llegar a casa y abrir los ojos -y la boca) y nos dispusimos a sentarnos en el sofá. Una vez sentado uno a mi derecha y otro a mi izquierda corté, esta vez con tijeras, la barra de picapica por arriba. Les enseñé cómo tenían que poner la boca (abierta e inclinada hacia arriba para no derramar) y ¡a probarlo!
 
    Les encantó, querían más. Eso sí, sus ojitos se cerraban mientras sus boquitas sonreían picarosas. ¡Qué graciosos son! Poco a poco perfeccionamos la técnica entre los tres. Hubo que cortar varias veces porque chupaban el plástico sin querer y entonces se apelmaza el picapica y no sale bien. Pero fueron contratiempos sin importancia. Hacia el final les enseñé -aunque la pequeña no lo logró- que si echaban la lengua hacia atrás y el picapica les caía debajo de ésta era más intenso el sabor. El mayor consiguió hacerlo, cerró los ojos con fuerza. Genial.
 
    Fue divertido. Ahora a toro pasado soy consciente de que era azúcar a montones, y de que alguien querrá etiquetarme de mala malísima para siempre. Pero miren, soy así. También les castigo y les levanto la voz mucho más de lo políticamente correcto. Espero no perder su custodia por esto. No lo digan en público por favor. En cuanto a esto...lo siento pero me encanta compartir sabores de mi infancia con mis hijos. Ver sus reacciones, si les gustan las mismas cosas (aunque yo nunca he sido muy de picapica). Y sí, seguramente lo volveré a hacer.