Algunos os imaginaréis que salir a la calle con los tres pequeños es todo un espectáculo. Otros lo habréis vivido en vuestras propias carnes. Otros lo habréis visto vivir a alguien cercano. El caso es que si salir con tres niños es un espectáculo de por sí, salir UNA sola con tres niños de menos de tres años es una aventura.
Para que os pongáis en situación os cuento. Mi hijo mayor es lo que se llama un "niño movido", y aunque es verdad que cuando voy sola con ellos suele portarse mucho mejor de lo esperado y no se separa, yo prefiero que no vaya "suelto" andando por si se pone bobo y se sienta a esperar a que alguien lo mueva. La mediana es pequeña y le encaaaaaaanta ir andando por la calle (ha ido andando mucho menos que su hermano porque cuando ella ya andaba él andaba mejor y preferíamos llevarla sentada por simple practicidad, así que cuando va andando es una fiesta para ella), tanto que si va andando empieza a correr hacia delante sin parar y tienes que ir detrás porque llamarla o advertirla es en vano. De hecho, si la coges y la giras sigue corriendo hacia delante en la dirección en que la pongas. Luego está la bebé, ella, obviamente no anda.
Con este panorama cuando quiero o necesito salir sola de casa hago lo siguiente: siento a los dos mayores en una silla de paseo gemelar, y coloco a la peque en una mochila de porteo. La silla pesa, los niños pesan más, y las ruedas no ayudan, así que empujar el carro es una odisea, máxime si llevas delante un bebé que te impide un poco la movilidad. Pero yo ahí que voy, porque el horario de trabajo de mi marido es extenso y no siempre se puede esperar a las 20h para salir a hacer algunos recados o simplemente a tomar el aire, que también nos va bien.
Así que si ya estaba acostumbrada a que me mirasen y/o comentasen cosas por los hijos que tengo, porque ocurre desde que estaba embarazada de la segunda, como os conté una vez aquí (Dios mío, ¿tener hijos se ha convertido en algo excepcional o qué pasa?); ahora los comentarios y miradas se han multiplicado por triple o cuádruple. Ahora SIEMPRE alguien me dice algo, de hecho son pocos los que ahora sólo cuchichean al yo pasar, porque no pueden aguantar y me dicen algo directamente. Cada vez que salgo a la calle me dicen como mínimo algún:
*qué valiente!
*qué cargada!
*no te aburrirás no
Sí, los comentarios suelen ser esos, la gente es poco original. Aunque también los hay que preguntan cosas como
*¿son hermanos?
*¿son todos tuyos?
*¿no son gemelos no? (es obvio que no, porque el mayor es bastante alto y parece incluso más mayor de lo que es así que se diferencia mucho de su hermana, y la bebé y la otra no digamos)
Pero el otro día fue espectacular, salí a penas una hora entre hacer unas cosas y otras, y si no me dijeron cosas veinte personas diferentes no me dijo nadie nada. Llegó a tal punto la cosa que de vuelta a casa intentaba enumerar las diferentes cosas para contárselas a mi marido a la hora de comer y no lograba acordarme de todas, fue espectacular. Recuerdo algunas por encima, las que más llamaron mi atención:
*Una señora en el paso de peatones le dijo al marido: mira, lleva tres, madre mía qué familia!
*Otra señora le dijo a su marido : mira que tres gemelos! (¿?)
*Una mujer se puso a mi lado para preguntarme si eran gemelos, luego me preguntó cuánto se llevaban y dijo para terminar: mucho mejor, así seguiditos y luego se cierra la fábrica y punto (¿perdone? ¿alguien le ha pedido opinión? esto ocurre mucho, la mayoría de la gente pretenden planear tu maternidad por ti porque presumen que no se te da bien, porque si no no tendrías tres ya tan seguiditos)
*Otro hombre, que paseaba con su mujer y dos hijos, me vio de lejos y al acercarnos espetó un: dos y uno, tres (contar sabía, eso sí), toma, los coj.... (no me quedó muy claro si utilizó esa expresión queriendo mostrar admiración o desprecio, la verdad)
*Una mujer le dijo a quien la acompañaba: mira qué bien
*Una chica que paseaba con una abuelita le dijo: mira, ves, va pim pam pim pam, qué graciosa (refiriéndose a la peque, que como va en la mochila y yo llevo los brazos hacia delante separados para llevar el carro va balanceándose al caminar porque no puedo sujetar la mochila).
Pero la que más me llamó la atención y por esa me decidí a escribir esta entrada fue una señora que se cruzó conmigo que me dijo con acento manchego mientras me daba un golpecito amistoso en el brazo:
*chica! ¿qué estaban de oferta?
Me arrancó la sonrisa. Escucho de todo, es verdad, pero siempre hay gente amable que te trata con cariño, que te da ánimos (como algunas señoras mayores que me cuentan que sus hijos también se llevaban poco tiempo y que era duro pero todo pasa y es precioso) y que sonríe sinceramente al vernos pasar.