viernes, 19 de julio de 2013

Paseando



    Algunos os imaginaréis que salir a la calle con los tres pequeños es todo un espectáculo. Otros lo habréis vivido en vuestras propias carnes. Otros lo habréis visto vivir a alguien cercano. El caso es que si salir con tres niños es un espectáculo de por sí, salir UNA sola con tres niños de menos de tres años es una aventura.
 
    Para que os pongáis en situación os cuento. Mi hijo mayor es lo que se llama un "niño movido", y aunque es verdad que cuando voy sola con ellos suele portarse mucho mejor de lo esperado y no se separa, yo prefiero que no vaya "suelto" andando por si se pone bobo y se sienta a esperar a que alguien lo mueva. La mediana es pequeña y le encaaaaaaanta ir andando por la calle (ha ido andando mucho menos que su hermano porque cuando ella ya andaba él andaba mejor y preferíamos llevarla sentada por simple practicidad, así que cuando va andando es una fiesta para ella), tanto que si va andando empieza a correr hacia delante sin parar y tienes que ir detrás porque llamarla o advertirla es en vano. De hecho, si la coges y la giras sigue corriendo hacia delante en la dirección en que la pongas. Luego está la bebé, ella, obviamente no anda. 
 
    Con este panorama cuando quiero o necesito salir sola de casa hago lo siguiente: siento a los dos mayores en una silla de paseo gemelar, y coloco a la peque en una mochila de porteo. La silla pesa, los niños pesan más, y las ruedas no ayudan, así que empujar el carro es una odisea, máxime si llevas delante un bebé que te impide un poco la movilidad. Pero yo ahí que voy, porque el horario de trabajo de mi marido es extenso y no siempre se puede esperar a las 20h para salir a hacer algunos recados o simplemente a tomar el aire, que también nos va bien.
 
    Así que si ya estaba acostumbrada a que me mirasen y/o comentasen cosas por los hijos que tengo,  porque ocurre desde que estaba embarazada de la segunda, como os conté una vez aquí (Dios mío, ¿tener hijos se ha convertido en algo excepcional o qué pasa?); ahora los comentarios y miradas se han multiplicado por triple o cuádruple. Ahora SIEMPRE alguien me dice algo, de hecho son pocos los que ahora sólo cuchichean al yo pasar, porque no pueden aguantar y me dicen algo directamente. Cada vez que salgo a la calle me dicen como mínimo algún:
 
*qué valiente!
*qué cargada!
*no te aburrirás no
 
    Sí, los comentarios suelen ser esos, la gente es poco original. Aunque también los hay que preguntan cosas como
 
*¿son hermanos?
*¿son todos tuyos?
*¿no son gemelos no? (es obvio que no, porque el mayor es bastante alto y parece incluso más mayor de lo que es así que se diferencia mucho de su hermana, y la bebé y la otra no digamos)
 
    Pero el otro día fue espectacular, salí a penas una hora entre hacer unas cosas y otras, y si no me dijeron cosas veinte personas diferentes no me dijo nadie nada. Llegó a tal punto la cosa que de vuelta a casa intentaba enumerar las diferentes cosas para contárselas a mi marido a la hora de comer y no lograba acordarme de todas, fue espectacular. Recuerdo algunas por encima, las que más llamaron mi atención:
 
*Una señora en el paso de peatones le dijo al marido: mira, lleva tres, madre mía qué familia!
*Otra señora le dijo a su marido : mira que tres gemelos! (¿?)
*Una mujer se puso a mi lado para preguntarme si eran gemelos, luego me preguntó cuánto se llevaban y dijo para terminar: mucho mejor, así seguiditos y luego se cierra la fábrica y punto (¿perdone? ¿alguien le ha pedido opinión? esto ocurre mucho, la mayoría de la gente pretenden planear tu maternidad por ti porque presumen que no se te da bien, porque si no no tendrías tres ya tan seguiditos)
*Otro hombre, que paseaba con su mujer y dos hijos, me vio de lejos y al acercarnos espetó un: dos y uno, tres (contar sabía, eso sí), toma, los coj.... (no me quedó muy claro si utilizó esa expresión queriendo mostrar admiración o desprecio, la verdad)
*Una mujer le dijo a quien la acompañaba: mira qué bien
*Una chica que paseaba con una abuelita le dijo: mira, ves, va pim pam pim pam, qué graciosa (refiriéndose a la peque, que como va en la mochila y yo llevo los brazos hacia delante separados para llevar el carro va balanceándose al caminar porque no puedo sujetar la mochila).
 
    Pero la que más me llamó la atención y por esa me decidí a escribir esta entrada fue una señora que se cruzó conmigo que me dijo con acento manchego mientras me daba un golpecito amistoso en el brazo:
 
*chica! ¿qué estaban de oferta?
 
    Me arrancó la sonrisa. Escucho de todo, es verdad, pero siempre hay gente amable que te trata con cariño, que te da ánimos (como algunas señoras mayores que me cuentan que sus hijos también se llevaban poco tiempo y que era duro pero todo pasa y es precioso) y que sonríe sinceramente al vernos pasar.

miércoles, 10 de julio de 2013

Papá, vamos a hablar.



    Mi marido me ha contado una anécdota que no tiene desperdicio, la quiero compartir con vosotros porque me ha sorprendido y encantado a partes iguales.
 
    Resulta que anoche, después de cenar, mi marido acompañó a nuestro hijo mayor (32 meses) al baño a hacer el "pipí de la noche" antes de ir a dormir (sí, hace un mes que le quitamos el pañal para ir preparando la entrada al cole, ya os contaré qué tal en otra entrada). El caso es que todavía duerme con pañal por si se le escapa algo, pero antes de ponérselo intentamos que haga un pipí para que duerma seco. Pues ayer no quería hacer un pipí.  Mi marido insistía en que antes de ir a dormir "toca" hacer un pipí y entonces el peque-mayor le suelta (con su media lengua, que habla bastante bien pero no perfecto):
 
- Papá, vamos a hablar. No quiero hacer un pipí.
 
En tono tranquilo y conciliador, a lo que su padre contestó en el mismo tono:
 
- A ver, el papá se va a trabajar ¿verdad?
 
Y dijo:
 
- Sí.
 
Él le preguntó:
 
- ¿Tú crees que papá quiere ir a trabajar?
 
Y contestó que no. Entonces mi marido le explicó:
 
- Pero me tengo que ir a trabajar aunque no quiera porque así compramos comida y comemos en casa.
 
Entonces el peque-mayor, que ya se está haciendo muuuy mayor, le dice:
 
- Vale papá, entonces yo no voy a comer y papá no se va a trabajar.

 
    Y se quedó tan pancho, sin saber que había alegrado el corazón de papá para toda la semana.
 
 
 

miércoles, 3 de julio de 2013

Ser tíos

 
 
¡Vamos a ser tíos!
 
    Hace tiempo que quería dar la buena noticia, pero las complicaciones del principio hicieron que no supiese bien cómo decirlo, y el temor a que no fuese bien me paró.
 
    La hermana de mi marido (una de las cinco hermanas que tiene) está ya de 37 semanas. Todo ha ido de maravilla, contra todo pronóstico porque venía de un aborto previo y cuenta con una malformación uterina que nos hizo a todos presagiar lo peor. Pero el Señor ha querido que todo salga bien y la semana que viene nacerá el pequeño de la familia.
 
    Como digo, el embarazo ha seguido un curso absolutamente normal pese a los miedos de todos. De todos menos de los médicos que la atendían, que nunca dieron especial importancia a su complicación y han tratado el embarazo desde siempre como un embarazo normal. Y así ha sido hasta hace poco.
 
    En una de las últimas revisiones vieron que venía de pies y que tenía poco peso (se dieron cuenta hace dos semanas) y empezaron a alarmarse. Cuando mi cuñada les recordó (parece mentira que exista algo llamado "historial clínico") que tenía útero bicorne se les pasó la alarma. Resulta, vaya por Dios, que es normal entonces que sea pequeñito y que esté de pies (¿por qué nadie se lo había dicho antes?). Así que ahora se lo han tomado con filosofía y la semana que viene a más tardar nacerá el pequeño.
 
    Van a hacerle una "versión cefálica externa" con la que intentarán dar la vuelta al bebé (es algo doloroso por lo que he podido saber, pero si se da la vuelta y nace de forma natural merecerá la pena). Si se da la vuelta le inducirían ese mismo día el parto para tener todo controlado y que pueda ir bien. En su caso particular lo más probable es que esto no ocurra, entonces realizarían una cesárea.
 
    Yo sigo pidiendo el milagro de que pueda nacer de forma natural (le tengo pánico a las cesáreas porque se dificulta la recuperación, la lactancia, el poder tener más hijos...) pero como dice ella lo más importante es que el bebé esté bien.

    Me atrevo a pediros que os acordéis de ellos en vuestras oraciones, que la Virgen les acompañe y vele por ellos para que madre e hijo estén bien.
 

viernes, 28 de junio de 2013

Pica-pica




 
     ¿A ti qué te pica? 
     No, no es que  nos hayan comido los mosquitos, que también. Pero se trata de otra cosa. Sí, lo hice, ayer concretamente.
 
    Ayer compré una barra gigante de picapica para tomármela con mis dos peque-mayores. Así es, asumo las consecuencias. Si alguien quiere gritarme que soy una mala madre lo asumiré. Pero entré en la paraeta a por otra cosa y las vi ahí, esperando, y pensé: ¿qué cara pondrán los enanos si les doy eso? Y lo hice, la compré. No hay excusas que valgan, fue a conciencia, aunque todo fue muy rápido. Basta de excusas.
 
    Esperamos a tomarla en casa porque en la calle no conseguíamos que bajase bien el picapica, si alguna vez habéis comido estas cosas sabréis que el plástico si se corta con los dientes (los míos, no iba a hacer también que lo cortasen ellos, eso habría sido ya demasiado) se queda hiloso y no cae bien. Yo no lo recordaba, con las prisas y la emoción del momento intenté dárselo en la misma puerta del kiosko (paraeta). Ellos también se emocionaron, les encanta probar cosas nuevas, máxime si proceden de un lugar lleno de chucherías. Pero todos tuvimos que esperar.
 
    Al llegar a casa después del paseo llegó el momento. Se habían portado genial toda la mañana, lo merecíamos. Dejamos a la bebé durmiendo plácidamente (por poco tiempo, porque es llegar a casa y abrir los ojos -y la boca) y nos dispusimos a sentarnos en el sofá. Una vez sentado uno a mi derecha y otro a mi izquierda corté, esta vez con tijeras, la barra de picapica por arriba. Les enseñé cómo tenían que poner la boca (abierta e inclinada hacia arriba para no derramar) y ¡a probarlo!
 
    Les encantó, querían más. Eso sí, sus ojitos se cerraban mientras sus boquitas sonreían picarosas. ¡Qué graciosos son! Poco a poco perfeccionamos la técnica entre los tres. Hubo que cortar varias veces porque chupaban el plástico sin querer y entonces se apelmaza el picapica y no sale bien. Pero fueron contratiempos sin importancia. Hacia el final les enseñé -aunque la pequeña no lo logró- que si echaban la lengua hacia atrás y el picapica les caía debajo de ésta era más intenso el sabor. El mayor consiguió hacerlo, cerró los ojos con fuerza. Genial.
 
    Fue divertido. Ahora a toro pasado soy consciente de que era azúcar a montones, y de que alguien querrá etiquetarme de mala malísima para siempre. Pero miren, soy así. También les castigo y les levanto la voz mucho más de lo políticamente correcto. Espero no perder su custodia por esto. No lo digan en público por favor. En cuanto a esto...lo siento pero me encanta compartir sabores de mi infancia con mis hijos. Ver sus reacciones, si les gustan las mismas cosas (aunque yo nunca he sido muy de picapica). Y sí, seguramente lo volveré a hacer.
 
 

miércoles, 19 de junio de 2013

"¡Estamos embarazados!"

    No, no se me alarme nadie que no estoy embarazada. Es sólo que me han mandado un vídeo que me recuerda mucho a esa frase que suele decir mi señor esposo cuando comunica a la familia o amigos que estamos esperando un nuevo hijo. Espero que os guste tanto como a mí:
 
 
 
 
 
    Me parece una idea maravillosa. Sí, es cierto que es una ñoñería y que por mucho que inventen estas cosas nunca, y digo NUNCA podrá sentir un hombre lo que es gestar un hijo en el propio seno, pero este anuncio parece gritar a voces que "el embarazo no es nuestro". Vamos, lo contrario de lo que dicen algunos grupos de feministas reivindicando nosecuales derechos sobre SUS hijos. Pues no, el embarazo es de los dos (si ya lo decía mi marido: estamos embarazados). De hecho, sin un padre no puede haber una madre. El Señor creó la procreación de forma que en la entrega recíproca se gestase una nueva criatura, haciéndonos así co-procreadores con Él.
 
    Esta iniciativa ha permitido a estos padres sentir a su hijo. ¡Cuántas veces he deseado que mi marido sintiese conmigo los movimientos de los bebés! Y con esto lo han hecho "posible". Así éstos hombres han empezado a sentirse padres antes de tener a su hijo en brazos (hay teorías que afirman que el instinto paternal surge en ese momento en que un padre coge por primera vez a su hijo, y en cambio en las madres surge durante el embarazo).
 
    Confieso que me he emocionado al ver los ojos vidriosos de estos padres. ¿Habéis visto con qué delicadeza se tocan las barrigas al sentir las patadas? Sus hijos no están dentro de ellos, pero son sus padres, y lo serán siempre.






lunes, 17 de junio de 2013

Si cierras los ojos...


 
    Ésta frase, popularmente atribuida a la célebre Mafalda, se entrelaza últimamente con mis pensamientos.  No tiene nada de cierto, el mundo no desaparece porque yo cierre los ojos, y los adultos sabemos bien que cuando los volvamos a abrir los problemas, las preocupaciones, las deudas, los conflictos, las guerras, todo seguirá ahí. También seguirá ahí la belleza de la creación, y nuestros seres queridos.
 
    No obstante es algo que los niños no saben, y es por eso por lo que muchos bebés lloran cuando no ven cerca a sus padres o a quien les cuida normalmente. Al desaparecer de su campo de visión los pequeños creen que desaparecen del mundo (en parte, desaparecen de su pequeño mundo) y se sienten solos, les da miedo y lloran. También les pasa algo parecido cuando son todavía muy pequeños y por eso hay muchos que no quieren dormir, pues piensan que lo que tienen cerca en ese momento (mamá, papá, su muñeco preferido, su chupete...) desaparecerá cuando cierren los ojos y eso les da miedo. Todavía no entienden que cerrar los ojos no es suficiente para que algo desaparezca, y por ello recomiendan los "expertos" que se les de algún muñeco o sábana que les guste mucho, para que al despertar la vean y poco a poco interioricen que no desaparecerá, y así vayan perdiendo el miedo a dormir o a estar solos.
 
    Pero la cosa no acaba ahí. Últimamente me he dado cuenta de que esa creencia dura más de lo que yo pensaba. Mi hijo mayor tiene ahora 31 meses y sigue creyendo esto. Tanto es así que en ocasiones, si le veo haciendo algo que no debe y se da cuenta, o si le riño, él cierra los ojos, con fuerza, para hacerme desaparecer. Más de una vez he tenido que plantarme delante suya y repetirle varias veces que  me mirase a los ojos durante una regañina, y por lo que veo es algo que seguiré teniendo que hacer con él, a no ser que lo desee tan fuerte que consiga "chas", desaparecerme.

sábado, 15 de junio de 2013

El sueño de Laura



Retomo la actividad en los blogs para hablaros de algo importante, de alguien importante.


Ella es Laura, una pequeña a la que han diagnosticado atrofia muscular espinal, una enfermedad neurodegenerativa. Es sobrina de unos amigos nuestros y su familia está tratando de hacer todo lo que se pueda por ella. Para ello han organizado un concierto solidario en Benissanó el próximo 6 de julio.
 
"Concierto solidario: El Sueño de Laura"
 
Actuarán varios grupos de rock y lo recaudado irá destinado a ayudar a Laura. La entrada son 5 euros (con consumición). Si no puedes acudir pero quieres colaborar hay disponibles entradas de "fila 0", a 3 euros., en www.koliseo.com/concierto-el-sueno-de-laura/benissano
 
Os animo a todos a colaborar, soñemos todos con que rompa las estadísticas. Os pido vuestras oraciones para ella (también he puesto un "pray" en mayfeelings, pero no sé cómo se enlaza aquí), y para su familia.
 
Si queréis conocer un poco más de su historia están preparando un documental, os dejo aquí el tráiler: